En la tauromaquia hay, lo queramos o no, dos bandos. Unos a favor y otros en contra. Pero si bien hay dos bandos, en realidad hay tres posturas diferentes. Unos quieren prohibirla y lo dicen, a otros les da igual y no quieren problemas, por último están los que quieren defenderla y promocionarla y lo dicen. La izquierda se olvidó de las raíces populares de la tauromaquia y lamentablemente pretende asfixiarla para, así, acabar con el gran símbolo español. El acomplejado centro sólo busca no tener problemas y acomodarse en un mundo de golosina, muy lejos de la realidad La sociedad suele castigar los mensajes crudos, mientras queda encandilada por la suavidad calculada de quien la quiere destruir. Y en eso estamos.