Morante, el consentido de Sevilla.
Morante tiene algo que le hace diferente. Quizás duende, arte, empaque…ese algo que le permite
poner a una plaza en pie cuando consigue el acople que busca.
Ayer en Sevilla se volvió a ver un Morante desigual, sin llegar a las
acostumbradas broncas, que con medio
natural levanta los olés de La Maestranza. Que con dos avisos recibe una ovación tras dejar al toro sin
descabellar. Que pone banderillas como
si estuviera en un tentadero, sin estar preparado y a toro pasado. Sólo se
salvó el par al quiebro, una expresión máxima de valentía para el que no suele demostrarlo.
Ya lo he dicho varias veces, pero amigo Morante, tú que unos
días me haces emocionar en el
tendido y una hora después te abronco,
quiero que sepas, que aunque la llamen “de la cultura”, tienes una corrida en
Las Ventas. Y Madrid no es Sevilla. Aquí no hay folklore, sino exigencia. Aquí
no se consiente a nadie. Y desde luego después de tus desplantes a Madrid no
creo que se te pasen por alto los mantazos que pegas entre pintura y pintura.
Estoy deseando verte como
en tu primero de Illescas, como en tu toro del paso septiembre de Valladolid. Aunque te parezca mentira intento ir
donde toreas. Quiero verte grande en
Madrid.
Y, por favor, hay que tratar
con más respeto a la presidencia. La petición de ayer no era mayoritaria y no te merecías trofeo. No es de recibo que te
mofes diciendo que está ahí por ser un municipal de la Junta. Hay que saber
estar.
En fin. Vente a Madrid a hacer lo que sabes. A ponerla boca abajo, pero no esperes
consentimiento. Seré el primero en ovacionarte y pedir trofeos, y el primero el
abroncarte. Así es el torero, emoción y
pasión. Madrid no es Sevilla.
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