Cuidemos al niño
El próximo domingo 7 de mayo, se celebrará en Ávila un
festival en el que participarán nombres, y caras, conocidas en el mundo del
toro como Rivera Ordóñez ‘Paquirri’, El Juli, Cayetano, José Garrid, Roca Rey,
el novillero Alejandro Marcos y el niño becerrista Marco Pérez, alumno de la
Escuela Taurina de Salamanca y que tan solo tiene 8 años.
Bien es cierto que el arte de la tauromaquia debe instalarse
en los futuros profesionales cuando estos son pequeños, pero una cosa es jugar
a ser torero y otra muy distinta exprimir al chaval.
No seré yo quien juzgue a los tutores del chiquillo, quienes
seguramente cuiden de su integridad (sobre todo la mental) con el celo que
merece, pero desde la distancia me gustaría hacer una reflexión. Este niño,
como cualquier otro que despunte en aquello que les guste, debería seguir
jugando a ser torero. No puede vivir en sus carnes la presión de un mundo
adulto sediento de niños prodigio.
Si el niño se lo toma como un juego, o una afición, de ahí
no saldrá nada malo, pero si se le ve como el nuevo Juli, o la reencarnación de
Ponce, vamos mal. Probablemente no llegará a nada y crecerá con la frustración
de ser un juguete roto.
Ya sea pianista, qué decir de los futbolistas, gimnasta o cantante,
dejemos a los niños jugar y crecer en paz.
Los niños deben vivir su niñez, que es tan importante, formándose para tener un presente y un futuro feliz.
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