La fórmula fatal
En
el toreo hay veces que se alinean los astros con sorprendente facilidad cuando
de arruinar una tarde se trata. Hay
una fórmula infame, que por fatal, deriva en el desánimo de aficionados y el desengaño del público dubitativo. Esa
fórmula es la siguiente:
Tarde de expectación +
figuritas + ganadería noblota y descastada = Petardo.
Si
al petardo se le suma mal tiempo, el resultado es sufrimiento. Y si al sufrimiento se le suman trofeos al destoreo,
llegamos al vaciado progresivo de las
plazas.
Explicaré
los malditos términos.
Tarde de expectación: (obviando la ganadería)
era un reventón en taquilla. No cabía un
alfiler. El cartel más rematado, decían otros.
Figuritas: Morante, Juli y
Talavante. Nadia sabía la ganadería.
Ganadería noblota y
descastada:
Por fin hablamos del gran protagonista de este invento. El toro. Garcigrande y
Domingo Hernández es muy a gusto de las figuritas. No les da guerra y les
permite lucimiento. La falta de casta hace lidiar gallinas, dando pena el pobre
animal. Eliminando la base de todo. La emoción.
Petardo: Salvo El Juli con el
capote no se vio nada más. Bueno sí, un natural aquí de Morante, una media allá
del otro, un buen par de banderillas de no se sabe quién. Y así pasando los
minutos sin que pasara nada.
Sufrimiento: aguantar lluvia durante
dos horas…sólo faltaba alguien que diera un guantazo al público.
Trofeos al destoreo: aquí llegó el
guantazo.El Juli, torero poderoso, dejó crudo a su segundo en varas. Eso le
permitió que aunque falto de celo el animal pasara una y otra vez. El madrileño
estuvo muy buen con el capote. Me encantó, pero todo quedó emborronado por la
oreja que se dio a una faena donde abundaron las distancias entre toro y torero
(cabía un autobús). El Juli torea agachado, que no profundo, sacando el culo, no
doblando el espinazo. Y entró a matar de
un julipié trasero que tras un descabello, y siguiendo a una bronca a Morante
(una por tarde), le permitió cortar una oreja.
Los
toros mal, los toreros o no pudieron o no lo pareció, y no se vieron toros
bravos. Llovió y se premió algo que no lo mereció a ojos de un aficionado de
Madrid. Lo siento, pero así se vacían
las plazas.
(véase la distancia entre El Juli y el toro en las tres fotos...)
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