De la pancarta al terrorismo anti hay un paso.

Todo empieza por una pancarta e a las puertas de una plaza de toros. Cuatro personas dando voces sujetando una pancarta donde reza “asesinos”, en alusión a los 15000 aficionados que abarrotan los tendidos. Cuatro contra 15000. Y la noticia son los cuatro atagatos. Ese es el nivel.

Esa primera pancarta degenera por culpa del consentimiento y el buenísmo, en insultos, megáfono en mano, kétchup embadurnando sus cuerpos (con el hambre que hay en el mundo), amenazas, intimidaciones, empujones, agresiones y al final…una bomba. 

En España este último paso no lo hemos vivido todavía, pero en Colombia saben lo que es sufrir un atentado terrorista antitaurino.

ATAQUE TERRORISTA ANTITAURINO.

Es aquí, en el asesinato, en los atentados, donde derivan todos los recortes de libertades que beben del integrismo. Ese integrismo que nos coarta libertades.

Esa actitud totalitaria está a un paso del ataque terrorista, y luego todos a poner caras de extrañeza y a preguntarnos ¿por qué? Muy fácil, aquella primera pancarta no debió ser desplegada a la entrada de la plaza de toros. No en día de corrida. Hay que ser implacable. No se puede consentir.

Señores. El integrismo anti trae atentados terroristas


He querido huir de hablar de las consecuencias de Bogotá. Las noticias están sobre la mesa. Sólo quiero reflexionar sobre lo que puede vivirse en España si esto no se corta de raíz y se controla a esa gente a la que no le importa que yo muera con tal de “salvar” un animal. Esa gente sobra, como sobró aquella primera pancarta.

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