Este 2017 hablemos de toros.

He buscado entre los ya manoseados "aprender inglés", "apuntarme al gimnasio", "aprender a cocinar" (un momento...eso no lo he dicho yo nunca...)... y tirando de imaginación, he encontrado un buen propósito para este recién estrenado año. Hablar de toros. No me refiero sólo a hablar de toros con los que, a priori, no se sienten muy identificados con la Fiesta, sino también a hablar entre nosotros. Los taurinos. 

Es común encontrarse con quien, sin compartir las ideas que uno expresa, argumenta sospechas de quién sabe qué clase de complot interno, con macabros intereses ocultos, manejados por los tenebrosos hilos de no se sabe quién, en busca de un fin oscuro... señores, se trata de hablar y expresar puntos de vista sobre lo que más nos gusta. Los toros. 

Como diría Don Perogrullo, No se trata de saltar cual gato mojado. Si uno no comparte tu opinión, pues se habla, discute, y por qué no, se puede llegar a comprender que el planteamiento inicial es erróneo. No creo que descubra nada si digo que, a veces, saltamos al cuello de quien no comparte nuestras ideas, pero esto debe acabar. Si el fin común de todos es la protección de La Fiesta, debatamos, hablemos y reflexionemos para encontrar la mejor manera de conseguirlo. Esto también va para alguna figurita que no muestra mucho respeto por quienes pagan la entrada para verles. 

Y por supuesto, ¿por qué no hablar de toros en la oficina?. Igual nos llevamos una sorpresa al descubrir que somos más los que estamos en favor de nuestra cultura, pero por no se sabe qué complejo, no damos el paso de hablar con naturalidad de nuestra afición, dejando a los animalistas cacarear sus ideales con total impunidad y sin ningún tipo de rubor.

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