Olivenza. Sin toro no hay arte

Empezamos a escuchar que la tauromaquia se defenderá si, y solo si, se hace a través de la defensa del arte que representa. Dudo mucho en que sea este el único camino de defensa de la tauromaquia, pero sí es uno de ellos.

Se presentó a bombo y platillo la cartelería de Olivenza hace ya alguna semana. Llegaron las fechas y con ellas las anunciadas figuras hacían el paseíllo, los aficionados pagaban sus entradas abarrotando las gradas, y los arrejuntados atestaban el callejón. ¿Quién faltaba?. Pues el principal protagonista. Aquel del que nadie se acuerda. Faltaba el TORO.

Sea por el camino del arte o por el de la épica, la tauromaquia sólo se defenderá si hay emoción. Sin emoción esto se hunde. No se puede sentir pena por un toro. Un toro debe ser bravo, debe plantar cara y pelear y debe levantar admiración.

En Olivenza faltó el toro (perdón por generalizar). Me dio la sensación de que aquello fue un homenaje a las figuras. Las pusieron lo que pidieron como lo pidieron. Y subrayo “como lo pidieron”.

No puede ser, y no soy el único que lo piensa, que llegue “El Juli” de turno y el toro tenga menos trapío que los novillos matinales. No me intenten engañar con el cuento del trapío, que soy aficionado.

¿Hablamos de los pitones? Todos lo vimos. Estos toros, cuando se enfrentan a figuras, suelen derrotar toda la noche contra las paredes del chiquero, y claro… pasa lo que pasa, pero como vamos a ver arte… pues eso… Pitones no vimos.

Toros achicados, pitones sospechosos, falta de fuerza, como sigamos así y sigamos permitiendo esto, llegará el día en que poco importará lo que salga del toril si lo que se valora es la pose. Eso se les da bien. Nos iremos aburridos de la plaza y al año que viene ya se verá.


A los toreros mediáticos les diré que disfruten de esas plazas convertidas en tentaderos públicos, o capeas previo pago, que ya llega Madrid. Y aquí no todo vale. Aquí se exige el toro en contra de su voluntad, tendente hacia echar el toro cuanto más pequeño mejor. Y si fueran enfundados pues mejor que mejor.Claro, venimos a ver arte, aburridos, pero arte.

Cuidado, si dejamos a las figuras imponer su criterio acomodado, esto se cae igual que los toros con los que suelen acartelarse. y luego nos acordaremos de los anti. Como siempre.

Comentarios

  1. El toro debe ser el primer protagonista de la Fiesta.
    Debe ser el cimiento sobre el que se levante y evalúe la Fiesta

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