Valladolid, provincia taurina.
"Los pueblos de
Valladolid respiran tauromaquia" así titulaba el pasado día 10 El Norte de Castilla.
En un tiempo en
que negar, e incluso despreciar, las tradiciones está de moda, Valladolid resiste al buenísmo
urbanita.
La tauromaquia es algo que reside en el pueblo español, tal y
como sentenció recientemente el soporífero Tribunal Constitucional. Es el pueblo quien reivindica año tras año
la tauromaquia como algo esencial en él. Sin importarle el ataque que desde
las ciudades hacen "ecolojetas" de sofá ignorantes de la vida rural.
El auge de los
festejos populares contrasta con el declive de la tauromaquia más artística
como corridas de toros, novilladas o rejones. En un tiempo en que lo inmediato manda, y todo debe entrar en 140
caracteres, la sutileza, los detalles y la despaciosidad del toreo no
encuentran sitio fácilmente. Aquí habría que hacer una pausa para ver qué difusión
se ha dado al toreo, cómo se ha enseñado y cómo se ha promocionado (...).
La tauromaquia popular no requiere de conocimientos profundos
sobre los encastes, los terrenos (que me perdonen los recortadores), los
tiempos, etc. No son determinantes para entender los encierros, por ejemplo. No hace falta ser
entendido ni haber recibido formación al respecto. Conceptos como temple,
sitio, bravura, casta, genio, mansedumbre, calomocheo, repucharse, tranco,
etc... requieren de cierta formación para poder distinguirles, valorarles y
apreciarles.
En fin, vamos con los datos. Fríos pero definitivos. En la provincia
pucelana se han dado 698 festejos de los cuales el 95% fueron populares. Es
decir, en 2016 se dieron 663 festejos populares,
frente a los 657 de 2015, sin embargo pasamos de 37 festejos
"formales" en 2015, a 27 en 2016. Mucho cuidado a esto. En cuanto a encierros
se pasan de 379 en 2015 a 390 en 2016.
Las causas fundamentales son el elevado
coste de organizar los festejos "formales", y el abandono en la
enseñanza de tauromaquia a los más jóvenes. En cuanto al coste, podemos esperar a que el nuevo gobierno
nacional rebaje el IVA cultural, lo
que sin duda favorecerá la organización de corridas, rejones, y sobre todo,
novilladas. En cuanto a la enseñanza de la tauromaquia, todos somos
responsables, aficionados y profesionales. Todos debemos propagar nuestra
afición y enseñar a quien desconoce los conceptos básicos y el amor a los detalles, la liturgia y el rito del toreo. Como decía Víctor Barrio, "a la tauromaquia no hay que defenderla,
hay que enseñarla".
La tauromaquia popular es donde reside el
gen taurino español. Ahí está la raíz. "Sin raíz nada", como rezan en
Tordesillas.
Este blog supone una corriente de información taurina nueva, renovada e ilusionante para los aficionados de antes y ahora.
ResponderEliminarEnhorabuena.